martes, junio 21, 2005

Buscando el sonido perfecto

Es la primera vez que escribo sobre mi futura profesión (o al menos lo intentaré), la música.
No puedo despegarme de ella, vaya donde vaya, haga lo que haga, mi mente es una radio loca que reproduce, mezcla y crea. A veces creo que me voy a volver loca, me siento impotente porque no puedo sacar a relucir todo lo que mi cabecita quiere.
Desde siempre y cada vez más creo que mi profesión tendrá que estar vinculada con el arte, y dentro de éste la música es el apartado que está más cerca, al que mi corazón y mi alma pertenecen. El violonchelo es mi prioridad y después viene el canto (no debe ser casualidad que el violonchelo sea el instrumento que más se parece a la voz humana).
Tengo que reconocer que tocar el violonchelo (razonablemente, claro) además de exigir un 100% de dedicación diaria, de tener una dificultad elevadísima, es un instrumento grato que te devuelve (solo a veces) toda la dedicación y entrega emocional que se le ha dedicado. Es difícil salir delante del escenario sabiendo que hay gente que no les va a gustar, pero incluso siendo lo más crueles posibles, quien da es el músico y quien recibe los oyentes.

Hace diez años empecé mis estudios, y aquí sigo, luchando día a día (cuando no me pongo enferma como ha sucedido estos últimos días...).
Estoy intentando hallar el sonido perfecto, puro, sin interferencias. Estoy intentando hallar el secreto de la misma naturaleza para reproducirlo. El carácter viene solo, con la experiencia de la vida. Quizás me lleve años conseguirlo, o puede ser que incluso nunca lo logre, pero merece la pena intentarlo ya que no está al alcance de todos.

jueves, junio 16, 2005

"Bajo la luna y frente al espejo"

Siento escribir tanto sobre el mar pero éste juega un papel muy importante en mi vida. Quizás porque nací cerca de él y durante los siguientes años siempre me ha rodeado. En estos momentos puedo gozar de ver y vivir momentos increíbles gracias a una mezcla de paisaje (Islandia es un país que esconde mil maravillas), amor, felicidad, desesperación, conocimiento.... un cóctel difícil de digerir pero bueno de vivir.

La suave y melancólica brisa acaricia los cabellos que juguetones la siguen. Mece las olas en la cuna de la vida, seca las mil lágrimas caídas. Es la energía que conduce las aves, las guía.
Allá arriba, donde asoma la luna, contempla pasiva las acciones del viento, las admira, las envidia.
La luz se expande, alumbra el cielo, saluda al viento y se refleja en las olas, penetra en las aguas, besa los peces.

lunes, junio 13, 2005

Paseo del atardecer a media noche

Me gusta demasiado recordar, recordar aquello que ya sucedió y no va a cambiar.
Imaginar los caminos recorridos en distintas direcciones hacia diferentes destinos.
Camino cerca del mar, pasando al lado de las olas tranquilas, en aguas apaciguadas. El cielo intenta pronunciar con un estallido de colores y formas, el destino. Las escasas nubes corren para alcanzar el olvido.
A lo lejos los pescadores cazan aquellos desganados peces que prefieren morir engañados, y todavía más lejos los pájaros se pelean por conseguir bocado.
Un niño aparece y desaparece entre las olas, su llanto hace despertar los duendes embriagados, y de pronto el escenario vuela y cambia.
Los duendes llevan el niño al bosque, le revelan sus maravillas enseñándole las grandes rosas blancas nacidas sin espinas. El olor a esperanza, la luz a la vida apacigua su llanto y de pronto el escenario vuela y cambia.
El niño vuelve al mar, su sonrisa se refleja en los espejos de la nada. Poco a poco se desvanece y me guiña el ojo, intento irme con él, pero es tan veloz que no le alcanzo, hasta que dejo de oír su presencia.

Mariona

martes, junio 07, 2005

Friedrich Nietzsche "El paseante y su sombra"

De la práctica del sabio (298)

"Para venir a ser sabio hay que querer vivir ciertas vivencias, esto es, correr a sus fauces. Muy peligrosos sí es, desde luego; a más de un "sabio" se lo han zampado".


Sólo se necesita una cosa (300)

"Si uno es sensato, sólo hay una cosa que hacer, tener alegre el corazón. Ay, apostilló alguien, si uno es sensato, lo mejor que puede hacer es sabio."


Perderse (306)

Si uno ha llegado a encontrarse, tiene que saber perderse de tiempo en tiempo... y volver a encontrarse: dando por sentado que ese uno sea pensador. Pues a éste le es perjudicial estar ligado por siempre a una persona.

Friedtrich Nietzche, "El paseante y su sombra" (traducción de José Luis Arántegui).

lunes, junio 06, 2005

Receta: "Cake de limón con semillas de amapola"

Deseo compartir esta receta porque es muy sencilla de preparar, el retoque que le he hecho lo hace muy sano y el resultado queda sorprendentemente bueno.

Ingredientes:
. 180gr de harina de espelta (es más sana que la de trigo porque aporta más que carbohidratos puros y se digiere mucho mejor.) Si se prefiere se puede utilizar harina de trigo.
. 1/2 sobre de levadura química
. 3 huevos (mejor si son de cultivo ecológico)
. 150gr de azúcar de caña o "moreno" (es más sano debido a que no está refinado)
. 75gr de mantequilla o margarina
. una pizca de bicarbonato sódico (unos gramos de bicarbonato hacen que el pastel sea mas liguero y digestivo.)
. 2 limones que no estén tratados
. 1 cucharada sopera de semillas de amapola (las semillas de amapola se encuentran en tiendas de dietética o de alimentación ecológica, también podemos pedirlas en la panadería. Se utilizan sobretodo en recetas dulces.)

Preparación:
Calentamos el horno a 180º (termostato 6).
Lavamos los limones. Rallamos fina la corteza de uno y exprimimos los dos para extraer el zumo. En un cuenco, batimos los huevos y el azúcar a mano (yo recomiendo la batidora con el accesorio de montar la nata, y así nos ahorramos tiempo y cansancio) hasta que la mezcla doble el volumen y esté espumosa. A continuación añadimos poco a poco a la mezcla la harina y la mantequilla fundida (fundimos la mantequilla a fuego lento hasta que esté líquida, de esta manera evitaremos los grumos).
Incorporamos cuidadosamente la levadura, el bicarbonato sódico, las semillas de amapola, y la corteza y el zumo de limón.
Mezclamos sin batir hasta obtener una preparación homogénea. La ponemos dentro de un molde de pastel enharinado. Lo cocemos en el horno de 40 a 50 minutos (recomiendo vigilar el pastel y a los 30 minutos cubrirlo con un trozo de papel de aluminio para que siga cociéndose sin que la superficie se carbonice.)
Para comprobar si el pastel está cocido se pincha con un cuchillo: al sacarlo tiene que estar seco. Antes de desmoldarlo, lo dejamos enfriar unos 15 minutos.

Espero que lo disfrutéis.

Esta receta está dentro de el libro de recetas: "Quiches, tartas & cakes" de la editorial RBA.