jueves, marzo 29, 2007

Como las serpientes

He estado pensando mucho sobre el amor y como a través del tiempo y las jugadas de la vida nos envolvemos de una coraza que creemos que nos protege de los fracasos emocionales.

Recuerdo llegar a pensar que para sobrevivir necesitaría olvidarme de quien soy y de lo que siento. Me escondí en esa armadura de soldado romano. Me pesaba desde que me ponía en pie por la mañana hasta el último contacto con el suelo por la noche. Luego en la cama mi subconsciente se encargaba de liberar todo el peso y soñar que me crecían alas y volaba. A veces me elevaba tanto que me creía pájaro y hasta emigraba hasta tierras que nunca jamás recuerdo haber visto. Incluso podía coger velocidad, lo que nunca me quedaba claro, en el sueño, es como empezar a volar. Un día me salían alas, al otro tenía el don de volar, otro estaba en un avión y el suelo desaparecía a mis pies mientras aprendía que podía sostenerme en el aire como si de agua se tratara.
En fin, de todo esto estoy hablando porque desde que estoy en Islandia que ya no lo sueño.
Me he dado cuenta que no es por casualidad, el hecho de haber empezado de nuevo hizo que me mudara de piel como las serpientes, deshaciéndome de todo el peso innecesario. Me ha dado la libertad que ansiaba para expresar lo que siento. Hoy he ido a ver a Richard y no he tenido miedo de decirle; te quiero.

1 comentario:

ZilC dijo...

Me alegro de que hayas vuelto a soñar.

A mí me pasa también que tengo temporadas que sueño más o menos en función de mi momento en la vida.